Si, hace días que no escribía aquí. La verdad es que he estado a full haciendo mil cosas. Si, tantas como revisar videos de UPSOCL y jugando el famoso Preguntados de Facebook.Si, esa es la verdad. Aunque me odie por lo mismo.
El otro día en la clase de inglés la profe nos preguntó si acaso sabíamos por qué Facebook era de color azul. La verdad todos pusimos caras de "no tengo idea!". Pues bien, es porque el creador de Facebook es daltónico y el único color que reconoce "correctamente" es el azul. Pero hay otra razón. El azul es uno de los colores que promueven la concentración y tranquilidad. He ahí el problema. Por eso no avanzo tanto. Porque el puto Facebook tiene ribetes azules. Esto del color si que funciona.
Se me ocurren algunas ideas:
1. Marcar con azul todas aquellas responsabilidades que tenga durante la semana
2. Escribir todos y cada uno de mis archivos del compu en azul... quizá y logre finalizarlos por completo en el tiempo que se estima necesario.
3: Tomar líquidos azules
4. Usar más ropa azul
5. La verdad, la número 3 no es necesaria.
6. Cachai que el cielo es azul a veces. Por eso suelo mirar al cielo en vez del suelo.
AJÁ! Ahí está el tema
Quizá por eso las niñas que creen en las películas de Disney también creen en la llegada del Príncipe Azul. Porque las emboba la idea de tener un hombre que las ame y que sea AZUL. Me cargan las princesas y las falsas ilusiones que crean en las mentes de las mujeres desde que son muy pequeñas.
Ciertamente alguna vez me gustaron. pero más temprano que tarde comprendí la mentirilla detrás de cada película de Disney.
...y es que no existe nadie perfecto para ti, eso de la media naranja, que el hilo rojo y no se qué cosa.
Podrán pensar que soy una mala mujer amargada y desechada por la sociedad. Pues no.
Nota aparte: pololeo hace 6 años con un hombre movidísimo que va de un lado a otro agitando las aguas para que salgan a flote las realidades.
Nota aparte:.. Querido diario
viernes, 6 de junio de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
La confianza
Hoy partí el día con mucha luz y sonido. Y no porque fuera precisamente el mejor amanecer de mi vida. Casi me atropellan, cruzando con verde y apenas puse un pie en la calle - y como iba con audífonos - sentí una bocina laaaaaaaaaaaarga y al mirar vi una luz encandilante, Era un camión que quería seguir su camino, no sé si paró o si siguió andando. Lo único que se es que mis reacciones fueron leeentas. Dí un paso al frente y dije algo así como: "loco, estoy cruzando con luz verde", y seguí caminando hacia el metro. Ya bajando las escaleras le tomé el peso al hecho. Le quería contar a alguien y elegí a mis amigas de la U, una me dijo lesa, que no usara más audífonos - aún cuando soy súper consciente y suelo sacármelos al cruzar una calle - que así muere mucha gente, otra me dijo que me cuidara porque a ella ya la habían atropellado dos veces y otra lanzó un chuta.
Pensándolo bien, también pudo haber sido que como tengo gripe, mis reacciones y mi lucidez no son las mismas que cuando estoy sana. Vamos que ya he zafado de varios amagues de choques, desbarrancadas y sobre todo atropellos... si sobreviví en Bolivia, cómo puede ser que casi me atropellen aquí.
Nota aparte, ando bajoneada. Más allá de estar decaída por la gripe, estoy aburrida de los prejuicios y mala onda que lanza mi mamá contra mi novio. ¿Cómo puede ser que luego de 6 años no entienda que si estoy con él es porque es una buena persona?, ¿Cómo puede ser que confíe tan poco en mí que me haga desconfiar también de ella?. Está bien, lo sé, ella nunca ha aspirado ni lo hará jamás a ser una amiga más. La confianza y las conversaciones íntimas no son lo suyo. Lo suyo más bien es el tema valórico, sobretodo cuando se trata de valorar al tipo que está con su hija... y bueno a esta también. Ya varias veces me ha dicho que preferiría que hubiera quedado esperando guagua a que tomara pastillas y siguiera teniendo relaciones.Ciertamente no. Nunca olvidaré la sensación de no ser nada para ella, de tener una pena más grande que el maldito ataque de cólicos renales que estaba sufriendo. Yo, tirada en el suelo me revolcaba del dolor. Mi novio llamaba y ella lo único que hacía era decirle que no sabía qué íbamos a hacer que me había cagado la vida que mejor no llamara más, que poco más y todo era su culpa. Es una pena tener este recuerdo, pero aun escucho su voz cerca mío decirme "te duele? ahora aguántate porque tú te lo buscaste". Tuve un susto tremendo, no porque pudiera haber un ser dentro mío. Temí por mi vida, jamás había sentido tal dolor, vomitaba, sudaba, lloraba de dolor, suplicaba por ayuda y ella lo único que hacía era echarme en cara que era mi culpa.
cuento corto, nunca estuve embarazada, nunca me pidió perdón ni a mí ni a él. Estuve dos días hospitalizada sin poder comer ni beber absolutamente nada. Cólicos renales y ya.
Por eso pienso que lo que dice es de la boca para afuera y desde lo moral y valórico que le han obligado a pensar desde chica.
Creo que cuando llegue el momento de irme a vivir sola no hará más que recriminarme por ser mal agradecida, por dejarla sola, por ser mala hija. Que no tendré futuro como mujer si soy desordenada y cochina. Que no sé cocinar más que cosas rápidas y que de llevar una casa menos.
Sé que todo eso y más puede pasar, pero ahora que lo veo más cerca menos me importa su reacción. Ha reaccionado así tantas veces que y ni podría cuantificarlas.
Me da pena, porque siendo mi madre no puedo confiar en ella. Me da pena porque siendo su hija ella tampoco puede confiar en mí. Si una relación no se basa en la confianza está destinada a acabarse... salvo que tenemos esa unión consanguínea que de cierto modo obliga a estar la una con la otra.
Qué ganas de hablarle con la verdad cuando quiero salir con él, qué ganas de decirle la verdad cuando quiero pasar una noche con él viendo películas en su casa. Qué ganas de ser transparente como lo soy en todos los demás aspectos de mi vida. No poder ser auténtica en mi propia casa me tiene con los nervios de punta.
Me empezó otra vez el dolor de cabeza y tengo ganas de llorar.
Nota aparte, siempre es igual.
sábado, 8 de marzo de 2014
Del matrimonio y esas cosas
Hoy es sábado.
Las clases en el jardín donde trabajo empezaron el miércoles y el reencuentro con los niños me tiene feliz, pero agotada.
Mis vacaciones no fueron una luna de miel, sino más bien todo un desafío a la naturaleza.
Pues bien, nota aparte. He andado mucho mejor de mis estados emocionales, bastante más equilibrada y en paz. Me ocupo de lo que debo ocuparme y disfruto de llenarme de trabajo día a día. Las cosas con él están perfectamente, nos enamoramos día a día y nos comprendemos y acompañamos el uno al otro.
El otro día tuve una discusión con mi mamá, ella defendía u punto de vista sobre el estar en pareja y tener "deberes" de tal tipo. Que las personas que se querían, se casaban o por lo menos eso anhelaban.
Pues bien, tardé alrededor de 30 minutos en explicarle mi punto de vista.
Cierto es que cuando era pequeña soñaba con casarme y tener varios hijos (5 específicamente)... Sin embargo, con los años una se va volviendo menos soñadora y más realista, y la verdad ahora es que ni me preocupa ni me interesa casarme. Tampoco tener hijos.
Sí, lo sé... no debo atraer a la desgracia porque quizás no pueda tener hijos nunca (un mioma me tiene medio preocupada), pero prefiero ser sincera conmigo misma y sincerarme con mi madre acerca del tema, para que deje de presionarme y hablarme a cada rato sobre la abstinencia y el respeto.
El punto es, que ni yo ni nadie vive de amor. Antes que todo necesito mi estabilidad económica, tener mis cosas, mi independencia... todo eso y varias cosas más antes de casarme. Mi vida no acaba aquí.
Será cosa de generaciones, pero ya no se sueña con un matrimonio cercano a los 25... sino a los 30 y si es que. Por lo bajo, tendrás hijos a los 31 o 32 y máximo dos, pues la sociedad está muy peligrosa, las cosas muy caras y todas esas razones que te hacen pensar que el mundo es lo suficientemente malo como para traer a más gente a vivir aquí.
No soy tan pesimista, tampoco tan optimista... soy realista, veo las cosas como son y ya, con su lado lindo y su lado feo.
Asi que por el momento, seguiré libre, tranquila y feliz con mi vida tal y como está. No tengo apuro, pues todo sigue su debido cause. Me da la impresión de que a él tampoco le preocupa gran cosa... disfruta del presente y sueña con un futuro juntos. Quizá en qué terminemos... cómo saberlo?!
Las clases en el jardín donde trabajo empezaron el miércoles y el reencuentro con los niños me tiene feliz, pero agotada.
Mis vacaciones no fueron una luna de miel, sino más bien todo un desafío a la naturaleza.
Pues bien, nota aparte. He andado mucho mejor de mis estados emocionales, bastante más equilibrada y en paz. Me ocupo de lo que debo ocuparme y disfruto de llenarme de trabajo día a día. Las cosas con él están perfectamente, nos enamoramos día a día y nos comprendemos y acompañamos el uno al otro.
El otro día tuve una discusión con mi mamá, ella defendía u punto de vista sobre el estar en pareja y tener "deberes" de tal tipo. Que las personas que se querían, se casaban o por lo menos eso anhelaban.
Pues bien, tardé alrededor de 30 minutos en explicarle mi punto de vista.
Cierto es que cuando era pequeña soñaba con casarme y tener varios hijos (5 específicamente)... Sin embargo, con los años una se va volviendo menos soñadora y más realista, y la verdad ahora es que ni me preocupa ni me interesa casarme. Tampoco tener hijos.
Sí, lo sé... no debo atraer a la desgracia porque quizás no pueda tener hijos nunca (un mioma me tiene medio preocupada), pero prefiero ser sincera conmigo misma y sincerarme con mi madre acerca del tema, para que deje de presionarme y hablarme a cada rato sobre la abstinencia y el respeto.
El punto es, que ni yo ni nadie vive de amor. Antes que todo necesito mi estabilidad económica, tener mis cosas, mi independencia... todo eso y varias cosas más antes de casarme. Mi vida no acaba aquí.
Será cosa de generaciones, pero ya no se sueña con un matrimonio cercano a los 25... sino a los 30 y si es que. Por lo bajo, tendrás hijos a los 31 o 32 y máximo dos, pues la sociedad está muy peligrosa, las cosas muy caras y todas esas razones que te hacen pensar que el mundo es lo suficientemente malo como para traer a más gente a vivir aquí.
No soy tan pesimista, tampoco tan optimista... soy realista, veo las cosas como son y ya, con su lado lindo y su lado feo.
Asi que por el momento, seguiré libre, tranquila y feliz con mi vida tal y como está. No tengo apuro, pues todo sigue su debido cause. Me da la impresión de que a él tampoco le preocupa gran cosa... disfruta del presente y sueña con un futuro juntos. Quizá en qué terminemos... cómo saberlo?!
viernes, 28 de febrero de 2014
28.02. Vacaciones. Nota aparte: Inestabilidad
Este año decidimos salir de
vacaciones e irnos a vivir la aventura de conocer otro país. El año pasado
partimos con mi pareja conociendo el sur de Chile, viviendo ya bastantes
aventuras. Como iba diciendo, este año decidimos irnos nuevamente de vacaciones
y vivir aventuras, pero en Perú y Bolivia.
Desde hacía meses nos rondaba la
idea en la cabeza de irnos y recorrer lugares como Machu Picchu y Uyuni, y
lograr la más grande hazaña como sería sobrevivir con muy poca plata.
Partimos la primera semana de
Febrero, conociendo Tacna, Arequipa, Cusco, Puno, Copacabana, Isla del Sol, La
Paz, Uyuni, Oruro y Potosí y Cochabamba.
Pasamos frío (yo más que nadie…)
pero nunca hambre, la comida es muy variada, contundente y barata. En estas tres
semanas me olvidé de las comodidades y ofrecí mis despojos orgánicos a la Pachamama
cuantas veces el cuerpo me lo pidiera. Perdí el pudor de tirarme pedos delante
de la gente, de dormir con calzones si lo quería… de hacer el amor en la pieza
de al lado y en el baño de una casa que no es la mía. Perdí el miedo a los
precipicios, a la comida en la calle y al perderme entre tanta gente. Me sentí
estúpida al asustarme frente a la obligación de cruzar un tronco para
devolverme a la ciudad, pero también me
sentí valiente luego de ver qué fue lo que logré hacer manejando mis miedos y
controlando mi cuerpo y mi cabeza para poder cruzar. Me avergoncé y me sentí
orgullosa de mí miles de veces. Viví cada día como si fuera el último,
aproveche y derroché el tiempo de una manera abismante.
Nota aparte: A ratos me
desconocí. Unos días me levantaba con ánimos de hacerlo todo, mientras otros
sólo quería dormir y que alguien me abrazara hasta volver a quedarme dormida
acurrucada. Me sentí grande y me vi como una niñita suplicando por una muestra
de preocupación y mimos. Fui tremendamente egoísta y generosa a la vez, fui
parte de un equipo y me aislé.
Fui inmensamente feliz, pero
también viví momentos tristes, en que sólo pensaba en volver a mi casa con mis
papás, si, con mis papás. Necesitaba de esos abrazos que sólo ellos pueden dar…
de esos que son irremplazables en una noche de frío en que no puedes dormir, de
aquellos que curan el mal de estómago, la rabia y la pena. Esos abrazos me
hicieron falta.
Este viaje lo hice con la persona
que me ha acompañado durante los últimos seis años de mi vida. Debería decirlo
de manera emocionada y con un toque de amor inexorable. Pero este viaje me
sirvió también para darme cuenta de muchas cosas. Primero, estoy desequilibrada
emocionalmente. Algo pasa con mis hormonas que mi cuerpo y mi cabeza no me
responden cuerdamente ni efectivamente. Estoy feliz y al segundo una sola
palabra me detona el enojo, después de enojarme viene la pena, puedo llorar
varios minutos incluso… al rato viene la ternura y la pena otra vez. No sé si
sea un momento por el que toda mujer deba pasar, no sé si existe una especie de
pre-menopausia a los 25 años, pero la verdad es que parezco una vieja culiá achacosa y reclamona todo el tiempo. Y no me gusta. No le gusta a él tampoco.
No me gustó cómo lo traté varias veces, exasperándone sin tanta razón, no me
gustó que me dijera mi nombre a secas en vez del diminutivo cariñoso que me ha
acompañado todo este tiempo. Me dio pena dormir con él al lado y despertar tan
temprano y antes de que él se despertara. Me dio rabia y llegué a pensar en que
no era el hombre adecuado para mi cuando me sentí asustada en la emergencia de
la hidroeléctrica y no me contuvo más q cuando le pedí que lo hiciera, desatándose
mi ataque de pánico. Me dio rabia ver que para él no era igual de importante
levantarse temprano para salir a recorrer, y que luego de haberno puesto de
acuerdo para salir el siguiera durmiendo, luego de 30 minutos en la ducha y un
hora fuera de la habitación del hostal. Ese día me dijo que pedía demasiado,
lloró diciendo que quizá debíamos replantearnos la relación, que yo exigía
cambios de base… que lo quería cambiar a él, que se había acostumbrado a ser el
pololo cariñoso y yo la poco cariñosa. ¿En qué momento me convertí en alguien
tan frío?, no sé si perdí la espontaneidad de querer y mimar en el momento que
fuera o si me controlo demasiado y es eso o que me lleva a ser poco cariñosa.
Siento que en mi vida he
acarreado muchas trancas y no es justo que él las acarree también conmigo.
Siento también que quizá es hora de pedir ayuda y superar mis traumas, de
liberarme de los comentarios de mi madre y sus juicios de valor basados en sus
enseñanzas a lo largo de sus años. Quizá tenga yo que estar bien, para poder
estar bien los dos.
La verdad no sé qué me da más
miedo. Terminar una relación de 6 años y quedarme sin mi mejor amigo y amante o
si me da miedo a estar sola y no encontrar a nadie como él y que él si lo haga.
Soy una joven de 25 años, pero que no vive todo lo que una típica joven de su edad
vive. No carreteo muy seguido, no bebo en casa, no fumo ni me acuesto con
frecuencia con el hombre que me gusta. Guardo distancia de cierto temas tabués
en mi casa como son el sexo y las relaciones prematrimoniales, que dicho sea de
paso, mi mamá está en contra por sobre todas las cosas… con decir que ha dicho
que preferiría verme embarazada que tomando pastillas anticonceptivas. Acarreo
miedos propios de una educación limitada sexualmente. Estar desnuda parece un
pecado, pero ya lo he olvidado. Hacer el amor es estar mirando a mi madre diciéndome
que soy una puta callejera que se vende por sexo al mejor postor… que
obteniendo lo que quiere se irá y me dejará sola. Aunque sea sólo mi imaginación
en base a recuerdos reales… yo sea para nada parecido a lo que vivo con él, me
pes. Me pesa esa imagen, ese discurso plagado de visiones virginales y puras de
la mujer, de aquella que se debe a su marido e hijos.
Una vez hablaba con una amiga de
la universidad sobre el sexo. Esa vez me confesó que sufría de vaginismo. El
vaginismo es una disfunción que impide a la mujer tener una relación sexual
satisfactoria producto de pensamientos que la inhiben y no permiten que logre
disfrutar del acto. Esto se traduce en dolor, nerviosismo y el hecho de que las
parees del útero se pongan rígidas impidiendo la penetración. Pues bien, mi
amiga llevaba 4 años de relación jurando que a esas alturas ya no era virgen.
Pero cuando llegó a la consulta lo primero q le dijo el ginecólogo luego de
examinarla – y de ella llorar a gritos por el dolor – fue que tenía su himen
intacto. Tendrían que someterse a una terapia de pareja en donde deberían vivir
experiencias tales como masturbación a vista y paciencia de la terapeuta,
juegos eróticos y descubrimiento del otro… algo que al parecer no todos los
hombres están dispuestos a hacer. Meses más tarde mi amiga estaba soltera y su
ex tenía ya otra pareja.
Cuál era la razón de su vaginismo?,
pensar en su papá y sus largos sermones sobre las mujeres vírgenes hasta el
matrimonio. Lo mismo que me pasa a mí con mi madre!!!! Esos remordimientos que
se me vienen a la cabeza luego de terminar son terribles!. Mi pelo aceitoso… se
me notará en la cara?, y si me siento mejor con las piernas cruzadas?, me lavo
la cara con o sin jabón… sentirá el olor de la saliva en mi cuello… Y si me ve
el chupón?! Me muero!... y todas esa sarta de hueás que se me vienen a la
mente, justo cuando él me pregunta ¿Cómo estuvo?. Puta, la raja… fuera de que
me siento peor q María Magdalena enamorada de Jesús.
Creo que es necesario salir lo
antes que pueda de esta casa que me aprisiona tanto el cuerpo con la cabeza. Sé
que me odiarán por dejar la casa familiar e ir a vivir con mi pareja, tal y
cual si me desheredaran por ello. Sé que será difícil que entiendan el por qué
no quiero casarme y el por qué me da miedo hacerlo. No es que tengo un terrible
y horrible ejemplo de matrimonio, pero la verdad es que he comenzado a replicar
actitudes de mi madre para con mi padre que odio. Esa manía de controlarlo
absolutamente todo y tener siempre la razón. Yo misma me reconozco y digo “Por
la mierda soy una vieja amargada que jura que su pololo es un pendejo al que
puede seguir educando a pesar de que es mayor que ella”. Me siento mal, pido
disculpas o no, pero lo vuelvo a repetir. Y es que ese es mi ejemplo y por más
que intente no replicarlo lo llevo impregnado en mi naturaleza y me temo que a
nadie le gustará.
Me di cuenta de mi odiosidad
durante este viaje, que en vez de ser pura alegría fue de sentimientos y
sensaciones mezcladas al más puro estilo milshake que me sabe a un sabor
extraño. Sentí tantas veces esa sensación de no ser una mujer digna de
atención, fea y sin gracia que más encima exige que la quieran y vivan
preocupados de ella. Mientras mi compañera andaba de colaless y toda coqueta
abrazada a su pololo, yo iba de pantaleta vieja y de la mano. Se me cayó el
autoestima y por un momento recordé mi mecanismo de autoafirmación: el
maquillaje. Pero como no llevaba el suficiente igual mi autoimagen fue
pisoteada, primera y exclusivamente por mí. Llegando a Santiago, me maquillé y
pinté las uñas (por algo se debe empezar no?).
Me sirve de sobremanera el separar
las cosas y tratarlas como procesos diferentes.
Este viaje fue increíble, aventurero,
emocionante y deslumbrante.
Nota aparte: necesito desahogarme
con alguien, curarme raja y llorar a más no poder. Parezco embarazada… más
menopáusica que embarazada la verdad.
28/02/2014
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